La arbitrariedad es una las características atribuidas por Saussure al signo lingüístico (ver acá). Con eso expresa que no hay "dependencia natural" entre significante y significado.
Estas afirmaciones son motivo de crítica por parte de Émile Benveniste en "Naturaleza del signo lingüístico". No se trata tanto, diría, de una crítica a Saussure mismo, como de una búsqueda que pretende otorgar mayor precisión a las consecuencias de sus mismos postulados.
Según él, Saussure lleva a cabo un razonamienro falseado "por el recurso inconsciente y subrepticio a un tercer término que no estaba comprendido en la definición inicial", la realidad.
Veamos. Cita de Saussure lo siguiente: "el signo lingüístico no une una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica" (ver post citado) y que se trata de un nexo que no es natural en la realidad". (p.50)
El tercer término es "la cosa misma". Así, de dos términos, declarados en la noción, se pasa a tres, uno de los cuales se filtró, por así decir, y apareció después: significante, significado y realidad. Así, por ejemplo, Schwester y hermana vendrían a ser dos significantes distintos que hablan de una misma noción. Boeuf y buey remitirían a la misma realidad.
Entonces, el autor clama por el abandono de la sustancia: "si se plantea en principio —y con razón— que la lengua es forma, no sustancia, hay que admitir —y Saussure lo ha afirmado rotundamente— que la lingüística es ciencia de las formas exclusivamente" (p50). Como vemos se trata de un caso de "Saussure contra Saussure" como quien dice "Freud contra Freud", etc.
Luego afirma: "en relación con una misma realidad todas las denominaciones tienen igual valor; el que existan [diferentes] es, pues, prueba de que ninguna de ellas puede pretender al absoluto de la denominación en sí. Esto es verdad. Demasiado cierto —y así poco instructivo"(id).
Pasa entonces a "reformular" (sit venia verbo) la definición de Saussure: "Entre el significante y el significado el nexo no es arbitrario, es necesario. El concepto ("significado") "boeuf" es por fuerza idéntico en mi consciencia al conjunto fónico ("significante") böf". Destaca que "los dos juntos han sido impresos en mi espíritu; juntos se evocan en toda circustancia".
Posteriormente el autor conduce, por así decir, un aspecto de la relación inherente a la concepción referida del signo, a una externa, la que lo hace entre el signo y la cosa. Así, afirma, no es preciso decir que existe en la relación inmutabilidad a la vez que mutabilidad en el interior de signo sino de la significación.
Y luego de una revisión de la noción de valor, describe entonces su crítica en los términos "es tal vez el mejor testimonio de la fecundidad de una doctrina el que engendre la contradicción que la promueve. Restaurando la verdadera naturaleza del signo en el condicionamiento interno del sistema, se afianza, más allá de Saussure, el rigor del pensamiento Saussureano", los que gran impresión nos causan de su solidaridad con el pensamiento propio de su época.
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Nota: Los números de páginas de las citas remiten a la edición de siglo XII de Problemas de lingüística general del citado autor de 1982 (décima).