miércoles, 22 de agosto de 2012

Identidad de pensamiento e identidad de percepción

En la sección E del sexto capítulo de La interpretación de los sueños de Sigmund Freud figura la definición siguiente:

Todo el pensamiento no es sino un rodeo desde el recuerdo de la satisfacción, tomado como representación final, hasta la carga idéntica del mismo recuerdo, que ha de ser alcanzado por el camino que pasa por los caminos que enlazan a las representaciones sin dejarse inducir a error por las intensidades de las mismas”[1].

En ella se resume, de modo sintético, esa diferencia entre la identidad de pensamiento y la de percepción, que remiten a los consabidos dos 'procesos' del aparato anímico, primario y secundario.

El punto de partida está constituido por el supuesto del principio del placer, junto a la noción fundamental de un Not des Lebens (las condiciones ineludibles o el apremio de la vida, según el traductor) que cobra la forma de una exigencia interior, sobre cuya base se postula lo que se conoce como 'vivencia de satisfacción', Befriedigungserlebnisses.

Interviene luego una mecánica simple: el aparato anímico es concebible al modo del esquema del aparato reflejo, pues obedecía al sólo principio del placer, descargarse de cualquier monto de energía. Las condiciones ineludibles mencionadas lo vuelven ineficaz para servir a dicho principio: el esquema reflejo resulta adecuado cuando el estímulo es momentáneo, pero no si se desarrolla en forma continua, manteniéndose la situación inmutable, siendo ella de naturaleza displacentera.

El cambio sólo es factible de ser introducido por la mencionada vivencia de satisfacción, a saber, aquella en la que el estímulo interno queda cancelado.

Pero todo ello resulta en una determinada moción que es concebida como consecuencia a partir de estos principios: el Wunscherfüllung o cumplimiento de deseo.

Uno de los conceptos biológicos que apoyan el esquema presente es el de faciltación, tan presente en la psicología en la época de elaboración de los conceptos presentados (recuérdese que Pavlov lo toma como eje de su concepción de los estímulos condicionados). Y resulta claro que conceptos de esta naturaleza tienen la función precisamente de introducir en la ciencia aquella de las causas aristotélicas que da a las cosas su final.

Se produce, como resultado de la vivencia de satisfacción, entonces, una huella mnémica de la percepción a que la misma dió lugar; huella que se habrá de enlazar a otra imagen mnémica, a saber, a la del proceso previo a que había puesto fin, el desarrollo de displacer. Cada desarrollo posterior de esta naturaleza estará marcado por tal enlace: se procurará investir de nuevo la imagen mnémica propia de la vivencia satisfaciente, o en otros términos, el aparato buscará la identidad de percepción, la repetición idéntica de la percepción satisfactoria[2].

Este mecanismo está destinado −obviamente− al fracaso. Y ello por el simple motivo de que la identidad perceptiva es evocada por el “corto camino” del recuerdo. Como si recordar una vivencia satisfactoria procurara el mismo placer que ella misma. Si fuera así, deduce Freud, no habría pensamiento.

La completa inadecuación de un aparato como este no puede resultar en otra cosa que en una amarga experiencia. El recuerdo llamado para cancelar ese desarrollo de displacer interno no consigue hacerlo pues a diferencia de la experiencia postulada, en la cual eso se consigue, no produce las alteraciones internas que darían lugar a ello. Es necesario, pues, un rodeo. Y este rodeo consiste en investir la imagen mnémica deseada, pero desde el exterior, y ya no meramente desde su recuerdo. Es lo que se conoce en la bibliografía psicoanalítica posterior a Freud de los primeros tiempos como el “examen de realidad”.

Al ser retomado, en el escrito, este tema, se hace referencia a “la contraparte” de la vivencia mencionada, la de terror frente a algo exterior. En ella, que implica el supuesto de algún estímulo displacentero han de producirse desordenadas exteriorizaciones motoras (presumiblemente de acuerdo al movimiento de descarga de excitación), y una de ellas, felizmente, apartará al aparato de la fuente de excitación penosa. Cada vez que en lo sucesivo el displacer vuelva a producirse, el aparato repetirá enseguida ese movimiento, hasta que desaparezca. Divergen, pues, ambas “vivencias” en el modo en que la huella mnémica que allí tuvo lugar será recordada: en el segundo caso ya no se buscará “reinvestirla” en el recuerdo sino a abandonarla toda vez que se la evoque. Es este intento de huída el primer modelo de la represión psíquica.

Nuevamente, dice Freud que no podría haber pensamiento si, librado al principio del placer, al aparato no le resultara posible incluir su trama algo por el hecho de evocar lo desagradable del recuerdo. Debe, concluye, haber un modo en que el segundo sistema se las arregle para investir el recuerdo sin que se desprenda el displacer. Y éste es cierta inhibición al drenaje. Destaca entonces que lo que lo que se sustrae a tal inhibición no podrá entrar en la trama del pensamiento del segundo sistema, pero que “un comienzo” de desarrollo de displacer puede servir a los fines de indicarle qué tipo de recuerdo es.

Ahora se comprende la cita inicial. Es el pensamiento regido por la búsqueda de la identidad de la vivencia supuesta en primer término, pero no ya perceptiva sino de pensamiento. No se debe inducir a error por las intensidades de las representaciones. No es que el extravío no se produzca, pero lo que se postula es que corre por cuenta del proceso primario, no del secundario. Es aquél el que no distingue entre lo alucinatorio y lo real. Mientras que uno resulta de la vivencia satisfactoria en sí, en función del principio de placer, el otro −vivencia displaciente mediante− transcurre entre la desemejanza entre la investidura-deseo (o sea de la huella de tal vivencia) y la investidura-percepción (la que es actual), y su límite es la identidad de ambas.
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[1] El subrayado no es de Freud, pero encontramos allí nuevamente las Zielvorstellung, de las que ya hemos hablado. La traducción de Etcheverry (la presente es la de Lopez Ballesteros) es representación-meta.
[2] Tal vez se prefiera lacita textual: “repetir aquella percepción que está enlazada co nla satisfacción de necesidad”.

martes, 14 de agosto de 2012

La asociación libre


Sigmund Freud dió el nombre de asociación libre a una regla que en un psicoanálisis el analista debe hacer que sea aplicada por parte del paciente (o, como se suele preferir llamarlo, el analizante); regla que se conoce también, dentro del psicoanálisis, como fundamental. La misma prescribe para el sujeto que emprende el tratamiento, y desde su inicio, el principio de decir todos los pensamientos que afloran mientas habla.

Según Otto Fenichel, que se refiere a la regla en su Teoría psicoanalítica de las neurosis, su objetivo es la eliminación, para el hablante, de los “fines conceptuales conscientes del yo” (probablemente fines conceptuales sea una traducción del término Zielvorstellungen usado por Freud). De este modo, no es posible seleccionar entre las ocurrencias que afloren, tal como es habitual en las conversaciones ordinarias. Así, la palabra libre que forma parte de su nombre no se refiere a una libertad en cuanto a lo que se dice, sino más bien de librarse de la actividad que preside la reflexión, a la que Freud en La interpretación de los sueños adscribe una “expresión tensa” y un “entrecejo arrugado” al contraponerle su “falta de mímica”. Al contrario, lo que prescribe es que no haya libertad para omitir los pensamientos que, derogada esa actividad que conlleva la reflexión, emergen.


Es por ello que Jacques Lacan, en su escrito Mas allá del “principio de realidad” se refiere a ella formulándola como la ley de no omisión. Pero agrega que ella es “incompleta sin una segunda, esto es, la ley de no sistematización”. Esta ley “concede, al plantear la incoherencia como condición de la experiencia, una presunción de significación a todo un desecho de la vida mental”; categoría en la que incluye a los relatos de sueños, los presentimientos, los ensueños diurnos, los delirios, los lapsus del lenguaje y las acciones fallidas. También podría decirse que dicha no sistematización es equivalente a la resignación de todo fin conceptual del yo, en el sentido de que cada una es condición de la otra.

El fundamento de un método (si se admite que así sea llamado) tal se basa, según Freud, en dos enunciados. A saber: que con el abandono de los fines conceptuales conscientes (bewußten Zielvorstellungen ) el decurso asociativo pasa a estar regido entonces por otras representaciones −no conscientes, claro−; y que ciertas asociaciones, que llama superficiales (oberflächliche), que se presentan entonces son el sustituto por desplazamiento de otras que se encuentran sofocadas (unterdrückte). Menciona entonces dos vorstellungen que hacen de Ziel y que no pueden ser depuestas. Una de ellas es lo relativo al tratamiento que tiene lugar junto a la aplicación de la regla (lo que permite inferir el nexo con las ocurrencias y el estado patológico) y la otra es la de su persona.

En Zur Einleitung der Behandlung Freud compara la asociación libre al comportamiento de un viajero que mirando por la ventana del tren describe a su vecino, ubicado en el pasillo, todo el paisaje que observa tal y como puede percibirlo, y advierte que sucede según los casos que la regla se aplique como si el paciente mismo se la hubiera impuesto, o que aseguran, tras escucharla, que no hay nada que se les ocurra, incluso también quienes preparan su relato. En cuanto a los que piden que les sea eximida la observación de la misma en relación a cuestiones puntuales como secretos de terceros o que se comprometió a guardar (secretos de estado por ejemplo de parte de un alto funcionario), Freud evoca otra comparación. Si tuviera lugar una razia en una ciudad, pero se exceptuaran determinados lugares (e.g. los templos) buscarían refugio en él quienes pudieran ser en otro caso aprehendidos. Del mismo modo, las vorstellungen fuera de circulación por la eximición interpuesta podrían dificultar la acción analítica. De todas formas, conviene notar que la manera de presentar su inexcusabilidad es secundaria respecto al que sea necesario que cumpla una función en el análisis, incluso cuando se lo haga en modo imperfecto (dada, por caso, la posibilidad no factilble de decirlo todo).

lunes, 13 de agosto de 2012

Jacques Lacan: Televisión

De este link del blog 'elpsicoanalistalector' puede descargarse la desgrabacion de Televisión (de Jacques Lacan), tanto en su versión en francés como en castellano.

En youtube puede encontrarse asimiso su versión en video, dividida en siete fragmentos, que siguen a continuación:

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PARTE 1 DE 7:



PARTE 2 DE 7:



PARTE 3 DE 7:



PARTE 4 DE 7:



PARTE 5 DE 7:


PARTE 6 DE 7:


PARTE 7 DE 7:

domingo, 12 de agosto de 2012

Una lectura de Jacques Lacan

En el video insertado abajo −que se encuentra también aquí− puede escucharse una clase dictada en la primavera de 2009 por el profesor Paul H. Fry (quien se especializa en literatura y artes visuales, romanticismo británico y teoría literaria) en la universidad de Yale, donde se la subsume bajo el encabezamiento de Introducción a la teoría de la literatura.



sábado, 11 de agosto de 2012

El psicoanálisis en las distintas partes del mundo


En China, podría decirse, han hecho una versión bastante peculiar de lo que de este lado del mundo se llama comunismo. Según el famoso psicoanalista francés Jacques-Alain Miller (entrevistado por Pablo Chacón), algo semejante podría ocurrir con Lacan:

«(...) Lacan conoció a Oscar Masotta. Me lo presentó, lo presentó (a Masotta) como “mi discípulo, mi alumno”. Pero es en 1978 que llegan a París los primeros argentinos para ver a Lacan. Algunos pudieron verlo. Pero ese movimiento recién empezaba. Y Lacan se estaba muriendo. Los argentinos que habían viajado eran Roberto Harari, que fundó Mayéutica; Jorge Chamorro, que está en la EOL, otros… Pero el encuentro decisivo, para mí, fue el que tuve con Diana Rabinovich, que me convenció de ir a Caracas, donde estaba exiliada. Estuve por primera vez en América latina en 1979, y conocí la importancia que tenía Lacan en el mundo latino. Fue la ocasión también para descubrir otro mundo, un mundo del cual no tenía idea. Y pensé que Lacan también podía conocer ese mundo. Aceptó de inmediato, y a pesar de su edad, estuvo en Venezuela en 1980. Esa es una historia de países católicos, de cultura latina. En Alemania hay algunos grupos interesados en Lacan, desde el punto de vista intelectual. En Estados Unidos es apreciado en las universidades, por filósofos, críticos literarios, por los estudios culturales. Pero casi no acceden a su práctica cínica… por la cultura, el tipo de desarrollo, el estilo. Existen algunos grupos, pero casi como un fenómeno marginal. Europa del Este estaba congelada. Y cuando las cosas se abrieron, llegó la IPA (International Psichoanalytical Association) primero. Sin embargo, tenemos alumnos y analizantes en Rusia, y en los países bálticos, aunque allí también es muy fuerte la impronta norteamericana, que se opone a la clínica de lo singular. Estamos activos igual.

¿Y en Oriente?

Japón era un interés de Lacan. Los psiquiatras han traducido muchos seminarios, pero el país sigue siendo un enigma. El otro misterio es China, donde Lacan circula mucho. He tenido varias ofertas para viajar. No lo haré todavía. Seguro más adelante, por interés cultural, por saber cómo se transmite a Lacan. Hay analistas lacanianos que funcionan muy bien, algunos se han formado en París. En China, tengo entendido, el individualismo no existe Es cierto. Y tampoco en el psicoanálisis. Pero también es cierto que el capitalismo está en tensión en ese país comunista, y son los líderes de nuestro tiempo. Claramente existen fallas. China no parece ideológicamente estable. Por eso supongo que en las condiciones actuales, las autoridades no permitirían sino un psicoanálisis dócil al encuadre social y legal. Eso puede cambiar en el futuro. De hecho, cuando empecé la campaña para la liberación de la psicoanalista siria Rafah Nached, en el ministerio de Relaciones Exteriores de mi país me dijeron que lo más útil sería tener firmas de los últimos países amigos de Siria, entre los que estaba China. Y los diplomáticos no creían que eso fuera posible. Pero logré que algunos chinos firmaran un petitorio por la liberación de Rafah, si bien en términos generales, protocolares. Es una buena señal. Y demuestra que cuando todo es controlado por un partido, ciertas cosas empiezan a moverse lentamente. Por supuesto, si Lacan entrara en China, lo van a desear sin sal, querrán un Lacan “chino”.

¿Y cómo sería un Lacan “chino”?

Bueno, hay que permitirles hacerlo. En principio, creo que quieren aprender de Occidente para desarrollar una vía “china” a Lacan. Pero para Lacan sería lo mismo. Si se apoderaran de su pensamiento, aprenderán qué pensaba Lacan, sus zonas inasimilables. Lacan se interesaba mucho por el pensamiento de la antigüedad china. Se podría decir que en ese punto también.»



Leer la entrevista completa en el blog blogelp.

viernes, 10 de agosto de 2012

La voz de Freud

En este video se puede escuchar a Freud hacer un comentario, a los 81 años de edad, acerca del psicoanálisis.