sábado, 6 de octubre de 2012

Tercera persona

Esta clasifición de tres personae es procedente, comenta Émile Benveniste en Estructura de las relaciones de persona en el verbo[1], de la gramática griega, y aún en su época era admitida como «natural e inscripta en el orden de las cosas». Denunia su carácter «sumario y no lingüístico» y fiel a su método busca averiguar «cómo se opone cada persona al conjunto de la demás y en qué principio se funda u oposición».

El punto de partida de un tal análisis son las definiciones de los gramátios árabes. Las personas son, según ellos: «el que habla» (al-mutakallimu), «al que se dirige uno» (al-muhatabu) y «el que está ausente» (al-ya'ibu). Así queda clara la disparidad entre la tercera persona y las restantes. Al hablar alguien, se dirige a un otro. Esto ocurre cada vez y es lo que constituye la primera y segunda persona. La tercera (persona) en cambio, es no-personal y no una persona apta para despersonalizarse; por más que la llamemos (3ª) persona. Se opone a «yo-tu». En una breve enumeración, se citan entonces casos en los que la tercera persona aparece marcada en oposición tanto a la primera y segunda. Por ejemplo, en turco la 3ª persona del singular tiene marca cero, contra 1ª sg. -m y la 2ª -n. En inglés, por otra parte, he aparece como marcada, no siéndolo I, you, we, they. El lector podrá remitirse al texto para ver los ejemplos citados.

Considera tambien la forma de cortesía «majestad» que eleva al interlocutor por encima, precisamente, de la condición de persona y de la relación de hombre a hombre. Usted, contracción de Vuestra Merced, que eleva al interlocutad de tal modo y se conjunga como la tercera persona tal vez sea un ejemplo.

Luego considera otra oposición, la de yo y no yo. O sea no la correlación de persona (así llama la precedente), sino de subjetividad: yo/tu, oposición que «no suprime la realidad humana del diálogo». Así, mientras que la tercera (singular) sería la no-persona, yo la persona subjetiva y tu la persona no-subjetiva.

Al pasar al plural no tiene lugar una correlación directa. Así, por ejemplo, muchas lenguas distinguen en nosotros inclusivo y otros exclusivo. «Nosotros» no es una multiplicación de «yo» sino una yunción de yo y no-yo. Así se dan dos formas: «yo + vosotros», «yo + ellos»[2]. Distingue por otra parte al «nosotros» de las lenguas indoeuropeas donde encuentra un yo «dilatado más allá de la persona estricta». Así explica, por ejemplo, el «nosotros» del autor u orador.
 

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Notas:

1. Cf. Benveniste, E., Problemas de lingüística general I., C. XIII, s.XXI.

2. Según wikipedia, en lengua aimara se ditinguen cuatro personas, donde: primera exclusiva ([+ hablante][- oyente]); primera inclusiva ([+ hablante][+ oyente]) corespondiente a la «cuarta persona»; segunda ([- hablante][+ oyente]) y tercera ([- hablante][- oyente]).


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